La hora de la comida
El fulanito ya quiere hacer muchas cosas por sí mismo, pero aun está muy chiquito y en su intento por lograrlo el chamaco se nos frustra y hace de todo por mostrarnos su enojo, avienta las cosas, hace berrinche, grita o simplemente puja hasta ponerse rojo. Tiene ya tiempo que come solito, usa más la mano que la cuchara pero este objeto se ha convertido en un reto para él y no deja que nadie le de de comer hasta que él mete el alimento en su boca.
Antes utilizábamos las cucharas que tenemos en casa pero no nos sirvieron porque el mango es muy largo, son de metal y al fulanito no le alcanzan los brazos para sujetarla, además el tenedor comienza a causarle mucha curiosidad pero igualmente lo consideramos peligroso porque puede lastimarse las encías cuando quiera utilizarlo. Así que buscamos una cubiertos para el chamaco y en el juego de NUK encontramos una cuchara más “chaparra” para que el fulanito pudiera agarrarla mejor y un tenedor con puntas redondeadas, son de plástico y evitan que el chamaco se lastime.
Má se pone atrás del fulanito y lo guía en el uso de la cuchara.. . pero el chamaco tiene todavía que practicar mucho para dominar el arte de comer con cubiertos además tiene la manía por doblar la cuchara antes de que llegue a la boca echándose toda la comida encima, nosotros aprovechamos justo este momento para darle el bocado y el fulanito lo recibe bien, seguro le hacemos creer que ya es un ducho y pudo meter toda esa cantidad de alimento con la cuchara.
Así la hora de la comida se ha vuelto larga, larga y llena de caos y alimento por todos lados. El chamaco ya aprendió a aventar la comida con la cuchara o hay veces que simplemente quiere tener las manos dentro del plato, después las saca para que las limpiemos y enseguida las mete de nuevo en otro plato. No come si no es él quien usa la cuchara, o saca el alimento de la boca para ofrecérnoslo o hay días en los que simplemente no come y la comida es un buen juguete para pasar el rato. Así que cada día nos tenemos que inventar algo para distraerlo, aun así con todo y todo come muy bien y cuando algo le gusta nos lo hace saber haciéndonos ojitos o riéndose mucho.
Es padre ver su camino hacia la independencia pero este chamaco es demasiado desesperado y pocas veces acepta ayuda, así que debemos de tener harta paciencia para dejarlo experimentar y mostrarle como pueden hacerle las cosa, al menos por el camino que conocemos porque seguramente él encontrará el suyo.
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