Modalidad vacación
Salimos de viaje con el fulanito. Esta vez fuimos a Querétaro y justo llegamos al hotel al que iba con mis padres cuando era niño, prácticamente pasé mi infancia ahí y me dieron hartas ganas de llevar a mi chamaco y compartirle esos espacios que fueron míos y que me dejaron hartas emociones ricas. El fulanito disfrutó mucho la alberca, no pudo esperar nadita para meterse al agua. En cuanto la vio se puso como loco, gritaba y suspiraba de pura emoción pidiendo que lo metiéramos mientras decía “aba, aba ahí ya”
Estuvimos un buen rato en el chapoteadero, la onda era llevar un vasito de crema vacio, llenarlo de agua y echarla en la misma alberca o echármela en la cabeza mientras yo le hacía bucitos. El fulanito estuvo bien contento y la primera salida de la alberca la logró mamá cuando le mostró una papa…sí, increíblemente el fulanito prefirió la comida chatarra a seguir en la alberca aunque después nos dimos cuenta que realmente estaba juntando calorías para seguir dando lata en el agua con todo y vasito.
Más tarde, el fulanito estaba tan relajado que quiso dormirse recargado en el hombro de Má mientras era paseado por toda la alberca por lo que decidimos que era buen momento para sacarlo y llevarlo al cuarto a dormir. Afortunadamente el fulanito no hizo drama y nada más pegó la cabeza en la almohada se perdió durante un buen rato.
Como hizo mucho aire toda la tarde estuvimos jugando en el jardín. El chamaquito salió bien payasito y nunca quiso caminar descalzo, nada más sentía la textura y alzaba los pies o se sentaba en el pasto subiendo las piernitas evitando tocarlo mientras ponía una cara de angustia total. Todo el tiempo anduvo con sus zapatos puestos por lo que el chamaco mostró que es un “chico 100% citadino” sólo quería caminar por el cemento y así, aunque lo quisimos evitar, el fulanito pudo encontrar el camino hacia la alberca….de nuevo.
La alberca estaba muy fría así que lo llevé al jacuzzi mientras Má andaba en el cuarto. El chamaco me pidió que lo sentara para jugar con el vasito que no soltó para nada así que al principio nos sentamos para jugar con los pies en el agua, después el fulanito se echó el agua encima como parte de su sucio plan para meterse a la “alberquita”. Al final terminó sentado en el jacuzzi con todo y ropa, cuando llegó Má sólo le regaló una sonrisa enorme llena de felicidad por estar metido en el agua…
Fue un fin rico, lleno de cosas y muchas emociones para el fulanito que, como ya es costumbre cuando estamos de vacaciones anda sin zapatos, se duerme a las 11 de la noche, come poco y quiere andar sin pañal corriendo por todos lados…a ver qué tal nos va ahora que regresamos a casa y el fulanito sigue en modalidad vacación.
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