Cuando el fulanito cumplió dos meses fuimos al pediatra a consulta de rutina para medir peso y talla, en se momento su Má y yo decidimos aplicarle las vacunas correspondientes: la pentavalente la cual incluye polio, difteria, tosferina, tétanos e influenza tipo B, la vacuna contra el rotavirus y el neumococo.
Debemos de confesar que nunca supimos como iba a ser el asunto, no sabíamos bien a bien cuales eran inyectadas y cuales se le darían al chamaco en gotitas, así que el chow empezó; como ya lo habíamos vestido el pediatra le quitaba el mameluco mientras la asistente preparaba las vacunas, yo lo sostuve porque a su Má le dan miedo las inyecciones y estaba un poco nerviosa. Así el doctor con una jeringa en mano y la asistente con la otra jeringa ¡zaz! que lo pican al mismo tiempo en cada muslito y cuando el fulanito quiso pegar un grito –más por no saber que pasaba que de dolor- que le meten las gotas… Nosotros estábamos más espantados que el mismo chamaquito, incluso creímos que había sido una salvajada pero el fulanito fue un valiente, tan pronto lo cargué dejó de llorar, volteó a ver al pediatra y le echo una mirada retadora…
Por suerte nos hemos hecho amigos de las gotitas contra el dolor y luego luego se las dimos para evitar efectos secundarios, funcionó muy bien porque el fulanito durmió como pocas veces lo hizo a esa edad.
jajjajaa! Buenas Tardes señor papá del fulanito...
ResponderEliminarme gusta su forma de pensar, es muy positiva al respecto de este tema tan preocupante, agraciadamente para usted y desgraciadamente para otra parte de la población, las vacunas están a la mano de no muchos niños. Debo decir que este niño es un valiente y suertudo chamaquito que no haya la oportunidad de demostrarle a todo el mundo que es un chamaco sano y lleno de gente que lo ama. Felicidades a usted y a la madre del fulanito por tener a ese pedacito de amor con ustedes.