jueves, 26 de agosto de 2010

Lechita tu, lechita yo…

Cuando Má se llegaba a ir a la maestría y yo me quedaba con el fulanito, me tocaba darle un par de tomas de leche, Má nos dejaba la leche descongelada para que yo la calentara y se la diera, la verdad al principio me angustiaba mucho porque no sabia como calentarla, cuanto tiempo y menos la temperatura a la que debería de estar para evitar que el fulanito se quemara, así que cuando llegaba ese momento me estresaba mucho y me la pasaba parte del día repasando paso a paso lo que tenía que hacer, y si a eso le agregamos que el chamaquito pedía su leche en medio de un llanto desesperado, mi estrés aumentaba.

Las abuelas me ayudaron muchísimo, ellas calentaban la toma en baño maría y listo, la experiencia de que cada una tuviera tres hijos se lo facilitaba pero yo como papá primerizo no tanto así que de plano no seguí sus sabios consejos y me fui por lo práctico: calentar la leche en un calentador de biberones que nos regalaron. Colocaba la leche descongelada en el biberón y a diferencia del baño maría la leche estaba lista en menos dos minutos, eso me facilitó el asunto de una manera que no pueden imaginar, me quitó un poco el estrés y tan sólo me quedaba el pendiente de atender al fulanito mientras me pedía la comida en con el llanto característico de "tengo hambre", aunque esos dos minutos con la pedida de leche por parte del fulanito se me hacían eternos.

Después el fulanito dejó de tomar la leche caliente, cuando comenzó con la fórmula le dábamos una toma generalmente al medio día y no había necesidad de calentarla así al probar otro sabor de leche a una temperatura diferente le gustó, y así es como la toma. Ahora el asunto es más fácil porque si necesitamos calentar el biberón se puede hacer en el microondas a diferencia de la leche materna que pierde sus propiedades. Así que el fulanito aceptó de volada la leche fría y es más sencillo para mí que de las cuatro tomas que se avienta me toca prepararle dos: la primera el día a eso de las 6:00 am y la última como a eso de las 9:00pm.

Es chistoso como ya conoce el sonido de la leche en la mamila, la agitamos para mezclarla bien y el fulanito sabe perfecto que le toca comer así que extiende ambas manitas y hace un ruidito pidiendo su leche. Aunque en la madrugada se desespera un poco y tengo que apurarme para darle su mamila.

Ahora compartimos un par de comidas, mientras yo me echo mi choco frio ya sea en la mañana o en la noche el fulanito se avienta su lechita al tiempo haciéndome compañía a la hora del desayuno y la cena, mientras los dos nos aventamos unas galletas para acompañar.


Por cierto, el calentador de biberones que usamos es de la marca First Years, es eléctrico, calienta biberones de volada, se apaga automáticamente (por lo que los papás también lo podemos usar sin miedo a quemar la leche o las mamilas) y tiene un compartimiento para guardar más tomas así que puede quedarse en el cuarto por la noche y alimentar al chamaco sin necesidad de levantarnos. Para salir de viaje es bien práctico y también se puede calentar la comida ya sea hecha en casa o los Gerber´s.



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