Ojitos como de huevito…
El fulanito ya hace ojitos, más bien hace varias gracias pero entre ellas y una de las que más me gusta es que hace ojito. Tendrá como unos dos meses que comenzó con su chistecito y lo hacía sólo cuando él quería, uno de los momentos ideales es cuando come algo que le gustaba mucho como la tortilla, porque es re-tortillero y sopero, le encanta también la sopita aguada, así que cuando toca eso en el menú se la pasa haciendo la nueva gracia.
El asunto comenzó un día que Má me dijo toda emocionada que el fulanito ya sabía hacer ojitos, nunca supe si ella le estuvo enseñando o el fulanito de repente decidió que era una buena puntada y mucho más aún si se lo festejábamos cada que lo hacía, pero no hice más porque aún no me había tocado verlo hasta alguna vez que íbamos jugado en el coche. Comenzó a hacer una carita extraña y como que los ojos se le ponían blancos, de huevito, e incluso se le torcían todos…me espanté muchísimo y le dije a Má que algo le pasaba al fulanito porque los ojitos se le iban y como que le querían voltear porque de plano se le torcían todos a lo que Má contestó: ah es que te está haciendo ojitos…¡¡ahhhhhh!! Como no los había visto antes nunca supe que sucedía y la información quedó guardada por ahí hasta ese momento que el fulanito me regaló unos ojitos porque iba todo contento.
Con el tiempo el fulanito ha ido refinando su técnica y ahora ya los hace como los había visto en cualquier otro niño, los abre y los cierra, de repente cuando se emociona como que le echa hartas ganas a su asunto y cierra los ojos y mientras los tiene cerrados los mueve hacia arriba y hacia abajo y después los abre. De igual manera ya entiende rebien lo que significa "hacer ojitos" y lo mejor es que sabe perfecto la consecuencia de tal acto, o séase que llama la atención de todos los presentes en el momento seguido de una serie de fiestas acompañadas por aplausos, suspiros y un chorro de palabras bonitas.
Ahora no falta que en cualquier reunión familiar todo el mundo le pida al fulanito que le haga unos ojitos y chamaco se la pasa haciéndolos a cuanta persona le pide, claro, mientras se encuentre de humor porque si de plano no quiere no hay poder humano que lo convenza.
Cuando salimos al súper o a algún otro lugar el chamaco este coquetea con todo mundo, pero tiene una debilidad en particular con las cajeras así que si anda de buenas primero las saluda y después les hace los famosos ojitos, lo que nos da una serie de beneficios como el sello del boleto de estacionamiento aún sin haber realizado alguna compra.
Y así poco a poco el fulanito va haciendo sus gracias, presume a cuanta gente le da confianza, refina sus métodos y nos va regalando cariñitos con cada una de sus ocurrencias.
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