martes, 28 de diciembre de 2010

Los regalos de la navidá

El fulanito pasó con nosotros su segunda navidad y ahora sí las fiestas estuvieron muy movidas, llenas de gente, muchas cara nuevas, muchos familiares que no lo han visto y sólo querían cargarlo y estar con él y muchas emociones nuevas. Primero pasamos bien temprano a desayunar con los abuelos maternos, el fulanito fue a darles su abrazo y a entregarles sus regalos. De ahí nos fuimos a comer con los abuelos paternos y toda la familia de mi Má, llegaron tías, tíos, sobrinas, sobrinos, primos etc. Pero el fulanito anduvo bien roñoso, de plano no dejo que nadie se le acercara mientras él hacia su fiesta yendo de un lado para el otro entre tanta gente y ruido. Eso sí, en el intercambio de regalos le fue rebien al chamaco, entre ropa, juguetes, dulces y muchas cosas que toda la familia le dio, nos da gusto que lo tengan presente y se lo hagan saber.

Ya para el domingo estuvo más tranquilo con la familia de su abuelo paterno, llegó más relajado y estuvo muy bien con todo el mundo que por cierto fueron testigos de la primera caminada del fulanito solo! En principio se lo pasaban entre mis hermanos para que hiciera sus “solitos”, cabe mencionar que ese día sólo quiso estar con el abuelo así que cuando le extendió la mano y el susodicho no le hizo caso al fulanito este decidió irse por su cuenta y se enfiló solito sin rumbo fijo ante los ojos de todos los presentes mientras gritaba de la emoción y manoteaba para quitarse a la gentes de encima! En verdad que no nos lo esperábamos y todo fue tan rápido que de plano todos le festejamos el nuevo triunfo del chamaco quien entre gritos, plausos y risas se paseaba de un lado para el otro sin ayuda de nadie y a una buena velocidad.

Y así fue como estuvo toda la tarde, de un lado para el otro caminado de plano la emoción le ganó y el fulanito acabó corriendo de un extremo a otro del departamento algunas veces agarrándose de quien se le atravesara cuando el cansancio no le dejaba moverse o no podía controlar la velocidad para detenerse, pero le bastaba un momentito de paz para seguir corriendo… y eso hizo caminar, correr, gritar, seguir caminando y corriendo; ahora si no se estuvo ni un momento tranquilo. Podemos decir que el chamaco ya dio sus pasos formales hacia la independencia.

Fue padrísimo verlo más que feliz porque en verdad que estaba eufórico corriendo de un lado a otro y disfrutando esta nueva etapa en su vida, ver todo desde otra perspectiva y sobre todo no depender de nadie para moverse, fue tanto la emoción que hasta bailó parado sin que nadie lo sostuviera. La practica también fue parte de este proceso, el chamaco se aventaba al piso, levantaba y se echaba a correr, después se tiraba nuevamente al piso, se levantaba y corría, de plano llego un momento en sólo se tiraba y levantaba, se volvía a tirar y a levantar. Me dio toda la idea de que no se lo creía y hacia pruebas para rectificar que en verdad podía hacer todo lo que estaba haciendo en ese momento.

El pobre acabó muerto de cansancio, al final solo busco algo calientito para dormirse y no se paró para nada hasta el día siguiente, pero ahora en casa se chiqueó y no quiso caminar, primero creimos que era por lo zapatos y se los cambiamos, pero nada…después creimos que a lo mejor era el cansancio lo que no lo dejó animarse a caminar pero más bien el chamaco se está dejando consentir o como dice Má, al parecer el chamaco sólo querrá caminar en el departamento de los abuelos.

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